¿Puedes hablarnos un poco del proyecto de Luces de barrio en la Barriada Murillo?
Este proyecto nace de la idea de Luca. En inicio el proyecto se trataba de iluminar el huerto pero le dimos una vuelta y además de eso, creamos un espacio de encuentro para cubrir las necesidades que tenemos. Aquí no tenemos espacio propio ni una zona de sombra, ni en los huertos familiares ni en los huertos del instituto. Otro arquitecto hubiera venido y hubiera dicho: “Bueno, os pongo aquí cuatro luces y cuatro cosas y fuera, y se queda aquí”. Pero esto se va a quedar aquí, es una gran obra y como se ve, va muy bien.
¿Qué significa este huerto para el barrio?
Este huerto significa bastantes cosas para el barrio. Aparte de comer verduras y hortalizas sanas, las cuales cultivamos con medios naturales y agricultura ecológica, también significa dignificar a los propios vecinos. Como sabéis, este barrio no está muy bien visto por los medios de comunicación, pero la realidad es diferente. Aquí hay gente que se levanta muy temprano para trabajar y sobre todo hay mujeres que soportan el gasto económico del domicilio porque aquí prácticamente los hombres no trabajan, hay mucho paro.
Hay un problema muy grave porque hay mucho trabajo en la construcción pero hay mucho desempleo, porque no cuentan con la mano de obra de esta zona por su mala imagen. Aquí hay albañiles, pintores, pintoras, electricistas, bastante gente cualificada para trabajar y sin embargo el 80% está desempleada.
¿Qué es y cómo funciona el proyecto de acuaponía?
Este proyecto es el I+D de nuestra asociación, Verdes del Sur. Es un proyecto que surgió hace dos años. Vino un compañero a los huertos y nos trajo unas fresas muy grandes que estaban buenísimas. Nos dijo que estas fresas venían de un proyecto que funcionaba con los excrementos y los residuos que generan los peces, la gente se sorprendió mucho y se interesó por ese proyecto. Fuimos a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agrónoma y allí aprendimos cómo funciona este sistema. Gracias a uncrowdfunding montamos un invernadero de acuaponía junto al huerto. Todo está hecho con material reciclado y por gente de esta zona. Los peces que tenemos son tilapias, una especie africana, la segunda más consumida del mundo en acuicultura.
¿Cómo funcionan el huerto y el invernadero?
Cada una de las familias que viven en situación de precariedad tiene 25 m² de terreno, en los que siembran, socializan con otras personas, van conociéndose y encima se van llevando sus verduras a casa. No pagan agua, no pagan luz, aquí lo único que hacen es trabajar y hacer cosas por la comunidad.
En el invernadero, con el sistema de acuaponía, las plantas funcionan sin tierra. Es un compendio entre acuicultura, que son los peces que tenemos ahí e hidroponía, que es el cultivo de plantas en material poroso, es decir, sin tierra. Este es un material que se llama arlita expandida, que se usa en obras y que absorbe millones de bacterias. Tiene que estar en reposo durante dos meses para que absorba las bacterias y luego es lo que alimenta a las plantas y al mismo tiempo a los peces. El sistema que tenemos aquí se llama cama flotante, que es un corcho suspendido con la raíz directamente en el agua, y así van creciendo las plantas. Se puede comprobar que funciona bien por el tamaño que tienen.
Este no es un sistema novedoso, ya lo venían haciendo los aztecas hace miles de años y le llamaban chinanca. Consiste en una red de circulación que simula un río, siempre está en continuo movimiento. El pez tiene que respirar, por lo tanto siempre va entrando agua y saliendo del estanque donde se encuentran los peces. El único agua que gastamos es la que se evapora y llega a durar hasta 3 años. Por lo tanto, gasta lo mismo que un cultivo tradicional en solo un verano.
Los peces liberan amonio al respirar (90% branquias 10% heces), y ese amonio llega hasta las plantas por medio del agua y el cual le sirve a estas de alimento. El proceso del agua es el siguiente: el agua circula con los residuos de los peces (amonio, nitrato y demás nutrientes). Tras el proceso de alimentación de las plantas el agua es filtrada y devuelta a los peces totalmente limpia volviéndose a repetir así el ciclo. Cuando el pez llega a adulto se consume. El agua del tanque de los peces sale hacia un depósito que filtra los nutrientes esenciales para las plantas y elimina todas las impurezas. De este agua se alimentan la lechuga rizada, la española, la romana o las acelgas.
Fdo. Eclipse